'La Diablada', antigua danza boliviana preside el Carnaval de Oruro

Un atronador ruido de petardos y un denso humo de colores, que la hace aún más espectral, precede el paso de 'La Diablada' -legión de diablos y su corte de 'chinasupay' (diablesas)-, que preside el carnaval boliviano de Oruro, uno de los más diversos y coloridos de América Latina.

Al fondo resuenan las trompetas y los platillos, junto a los tambores, timbales y bombos de la banda '10 de Febrero-Mundial', mientras el público vibra de emoción en los palcos.

El 'diablo' danza sin pausa levantando alternativamente ambos pies hasta la altura de la cintura, en un sincronizado y rítmico movimiento, acompañado de una acción similar de los brazos, en cuyas manos agita acompasadamende pañoletas de color rojo y amarillo.

Los bailarines, con trajes bordados de colores vivos y pedrería multicolor, faldón de platería y capa de fondo negro adornado con figuras de serpientes doradas y enfundados en voluminosas caretas astadas y ataviadas de ojos saltones y refulgentes, se lanzaron al frenesí antes de ir a pedir, postrados, los favores de su protectora, la Virgen de la Candelaria.

Junto a ellos las 'chinasupay' de blusones de manga ancha blanco, azul o guindo, las piernas al descubierto, apenas protegidas por cortos pollerines y botas hasta media rodilla, brincan y danzan, tocadas de coronas y escondidas detrás de caretas astadas, ostentan una diabólica sonrisa y ojos enormes.

La euforia está en su clímax en la avenida Cívica de Oruro, la ciudad minera de Bolivia, mientras el corazón parece bombear a mil por hora siguiendo el tum-tum de los tambores y bombos que marcan el ritmo.

Quien toca los platillos de la banda, con una mascarilla blanca pegada al rostro, que le otorga una misteriosa inexpresividad, hace acrobacias mientras el alegre instrumento resuena, haciendo vibrar aún más a los espectadores.

Detrás, enfundados en elegantes paletós azules, pantalón blanco de mezclilla y sombrero albo, siguen los otros miembros de la banda con acompasadas figuras al son de tambores, bombos, trompetas y tubas.

En un momento culminante de la danza, un disfrazado de 'jucumari', el oso andino, que forma parte de 'La Diablada', saca a bailar en la pista a una deslumbrada turista que, con sus ojos celestes bien abiertos, no da crédito a lo que está viviendo.

Se trata del baile estrella del Carnaval de Oruro: 'La Diablada'. Y la franternidad que la interpreta es la benemérita 'Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro', fundada en 1904.

Además hay otras cuatro comparsas que interpretan esta danza en el carnaval orureño, pero entre estas destaca también la Fraternidad Artística y Cultural 'La Diablada', fundada en 1944.

"Este es el símbolo del carnaval de Oruro", comenta el ex alcalde de esa ciudad, Jorge Barrientos. "La diablada es de Oruro", refuerza el director de los conjuntos folclóricos, Jacinto Quispaya.

Ambos intentan, con el corazón latiéndoles con fuerza, despejar dudas respecto a la paternidad del baile. En Perú, esta misma danza, se baila en Puno y en Chile en poblaciones fronterizas con Bolivia con el nombre de 'Tirana'. Sin embargo, la convicción aquí es que "la diablada es genuinamente boliviana", como repite Barrientos, ex diputado de Oruro.

El diablo es una representación del "Tío", que habita en la mina y es un ser benefactor, tal cual lo describieron los catequizadores españoles del siglo XVI (la cultura andina no reconoce el infierno), que se conduce a brincos hasta caer postrado, rendido a los pies de la Virgen de la Candelaria, al cabo de un recorrido de 6 km.

El esplendor de este sincretismo entre la religión y el paganismo, hizo que la Unesco reconociera al Carnaval de Oruro en 2001 como obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad.


Fuente: Terra.com.pe

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