Costó que su propuesta encendiera a la galería. Dio la impresión de que el ritmo y la energía no eran suficientes para cautivar a un monstruo que gozaba, pero no se enloquecía como sí sucedió con Chayanne en el inicio de la jornada festivalera.

Vestido de impecable traje blanco, con pañuelo al cuello y lentes oscuros, Pitbull se paró con mucha personalidad sobre el escenario. Horas antes había declarado, en conferencia de prensa, que era un “monstruo” y que no le temía al famoso público chileno.

Digámoslo con todas sus letras: a Pitbull no le fue mal, por ningún motivo. Pero tampoco logró enfervorizar.

Quizás porque su batería de temas no eran suficientemente conocidos por la gente o porque la mayoría del público de la noche habían ido a escuchar al boricua.

Sólo logró calentar el ambiente cuando, al ritmo de sones merengues, hizo participar al público con coros inducidos. Pero sólo fue hasta que entonó dos de sus verdaderos himnos de pistas de baile, como son “Culo” y "I Know You Want Me, You Know I Want Cha" , que la fiesta logró los decibeles que se esperaban.

Paradójicamente uno de los puntos fuertes fue cuando hizo un cover del tema “Danza Kuduro”, de Don Omar. “Pásame la botella” y “Mami qué será lo que quiere el negro”, un remake de Pitbull de un antiguo tema de Wilfrido Vargas.

Sólo ahí comenzaron los gritos de la gente que pedía las tradicionales antorchas. La emoción del público alcanzó sólo para la antorcha de plata y de oro. Nada más.

Sin embargo, Pitbull sólo tuvo palabras elogiosas para el monstruo. “Son un público maravilloso. Fue una gran oportunidad para nuestro grupo de estar aquí, estamos encantados de haber pisado este escenario”.

Fuente: PrimeraHora